lunes, 22 de julio de 2013

La familia de animales



Hace mucho tiempo, en un país muy lejano, un viernes cualquiera por la mañana, en el bosque había dos cobayas, una se llamada “rufo” y otra “nati”. Eran novios y “nati” estaba embarazada y le dolía mucho la barriga. Por allí pasaban a diario el pato “lucas” y el pollito “pio”, que les ayudaban trayendoles comida, controlaban su seguridad y tenían avisados de todo; si pasaba gente, si había algún cartel de tener que irse o lo que fuera.

Unos días mas tarde los pequeñines ya habían nacido y “nati” y “rufo” le pidieron a  “pio” y “lucas” que se quedaran con ellos. Pero, de repente, uno de los pequeñines se puso malo y “pio” fue hasta la ciudad y sin que le vieran… ¡zaaaaast! Picó al dependiente de la tienda y le robó unas pastillas llevándolas en la boca y sobre su espalda un jarabe.. Ellos, los pequeñines,  vivían en un cubo, porque “nati” su mamá lo había mordisqueado para hacer una puerta, ya que le pareció un lugar calentito y cómodo. La enfermedad no fue nada y el bebé de cobaya se curó enseguida.

Vivian genial, pero encima del cubo sobrevolaba a diario un águila y empezaron a preocuparse. El águila volaba y volaba y estuvo así mas de tres horas y los bebes cobaya jugaban en el interior del cubo sin sentir el peligro. El águila acabó cansando de sobrevolar la casa.

Al día siguiente “lucas”, “pio”, “nati” y “rufo” habían decidido ir a la ciudad y se pusieron en marcha todos juntos. El viaje fue genial, pero al llegar a la ciudad se sorprendieron un montón. Era muy distinta y mucho más guapa de lo que se imaginaban. Buscaron la casa que les pareció más elegante y subiendo unos a hombros de otros hicieron una  escalera para que “rufo” tocase el timbre. Abrió una muchacha y recogiéndoles en su casa les dijo que ella les cuidaría y para siempre fueron felices y comieron lombrices…


Claudia Pruneda



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